la característica básica que define toda la tecnología actual es la conexión a algún tipo de red, lo que los fabricantes de productos definen como smart, sin que la mayoría de los consumidores/usuarios sepan muy bien que significa inteligente (smart) asociado a un aparato
los juguetes son un producto que lógicamente NO podia permanecer al margen de esta enorme corriente de conexión e inteligencia añadida, y por eso podemos hablar sin rubor de una Internet de los juguetes, entendida como una categoría dentro de estos productos destinados al público infantil
el problema es que toda conexión en red tiene un destinatario (o multiples) y por lo tanto conectar un juguete significa si o si conectar a su usuario con todas las implicaciones que tiene para el y sus tutores/padres
asi lo ha entendido el Center for Digital Democracy (CDD)uno de los (principales) grupos de vigilancia activa sobre los derechos ciudadanos en la red, y que tiene ese sesgo NO-partidista tan tradicional en los US y tan extraño en Europa
el CDD acaba de elevar una demanda ante la FCC contra Genesis un fabricante de juguetes inteligentes (smart toys) en los US, por una posible violación de la privacidad de los niños en dos de sus más populares modelos: la muñeca My Friend Cayla y el robot I-Que
estos dos potentes y atractivos juguetes invitan a los niños que los poseen a preguntar "casi" cualquier cosa, o sea a un sistema de reconocimiento de voz desarrollado a su vez por Nuance, una empresa especializada en sistemas inteligentes para empresas
ambos juguetes se conectan también por bluetooh con una app dedicada para smartphone y tablets que tal como señala en la extensa demanda de la CDD no posee un nivel de seguridad suficiente como para evitar que terceros a distancia hackeen esta conversación (!)
No soy partidario de escenarios apocalípticos a priori ni desde luego me caracterizo por ser un ludita (a las pruebas me remito!), incluso soy partidario de que el aprendizaje lúdico a edades tempranas reproduzca el mundo que (ya) tenemos a nuestro alrededor, pero...
Una cosa el poder (y la magia) de la tecnología y otra que NO seamos conscientes de la responsabilidad asociada a sistemas cada vez más potentes (y atractivos)
lo que NO significa que se prohíba vender juguetes que se asemejan a los sistemas inteligentes que usan millones (Siri, Alexa etc) sino que los padres deben informarse previamente de que están regalando a sus hijos y los organismos de vigilancia (watchdog) deben velar por que unos pocos NO se lucren con la dejación voluntaria de una mayoría demasiado atareada como para leer contratos de privacidad
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