La IA se ha conformado como un sector en si mismo que como tal trata de que inversores y clientes finales perciban un valor añadido que las compañías de software tradicionales no pueden, no saben (o no quieren) ofrecer
Como siempre en este tipo de escenarios no solo tecnológicos, la conformación del sector IA es una consecuencia de la lluvia selectiva de inversiones de riesgo que se sucedieron tras la aparición del bot conversacional de OpenAI, el ya histórico ChatGPT
En esencia, si hay dinero hay sector. Pero inmediatamente después de este despliegue de capas con diferentes agentes, el capital aunque se auto-denomine de riesgo presiona por retornos de inversión, lo que a su vez genera nichos de mercado que buscan rentabilidad a corto plazo, alejándose de otros bellísimos pero todavía alejados objetivos como la Inteligencia Artificial General (AGI)
Por eso, este último año hemos visto como los agentes IA se ha convertido en una de las esperanzas emergentes de la IA para que esto empiece ser rentable y útil para los usuarios que pagan (no lo olvidemos!).
Los llamados agentes IA son bots asociados a algún modelo LLM que ofrecen la posibilidad de realizar tareas cada vez más complejas sin intervención humana, sin liarse mucho, estos agentes traducen las ordenes (prompts) que le damos a un LLM y lo convierten en distintas acciones a realizar con otros sistemas tanto internos (tu propio PC) o externos (como una plataforma de pagos)
En busca de este pragmatismo por construir herramientas que aunque no nos dejen boquiabiertos generen confianza y dinero, hemos visto como la irlandesa Stripe (la primera fintech europea) lanzaba un toolkit (literalmente una biblioteca de herramientas) que permiten a estos agentes comunicarse con la API de Stripe, lo que en esencia permitiría a un LLM procesar pagos
La propia Stripe pone como ejemplo un pregunta de un usuario que quiere comprar un billete de avión con destino determinado y en un rango de precios y el agente se encargaría no solo de buscar opciones entre compañías sino de comparar precios y lo más importante, de pagar el mismo previa autorización del usuario
Como se puede comprender en este caso la complejidad no es tecnológica sino convencer a los usuarios que sus pagos no van a sufrir alucinaciones (locuras de procesamiento), dado que la gente puede aceptar locuras con todo menos con su dinero
Eliminar las fricciones de todo proceso de compra es uno de eso objetivos que venimos persiguiendo desde los lejanos años 90´s y como podéis comprobar cada vez es más sencillo comprar y pagar (one click) pero la propuesta de Stripe va más allá ya que promete eliminar el proceso de búsqueda y la relativamente tediosa tarea de introducir los datos de tu tarjeta de crédito
A día de hoy parece arriesgado asociar LLM y dinero real, pero es cierto que el propio ecommerce tuvo que vencer más barreras culturales que tecnológicas para convertirse en la (relativa) normalidad que es actualmente
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