Thursday, December 20, 2018

El robot domestico Lovot y el sindrome de Eleanor Rigby


Soy uno de esos convencidos de que los robots van a llegar a nuestra vida cotidiana mucho antes de los que los menos escépticos piensan, pero NO por su utilidad sino por el valor emocional que van a aportar a muchos

Japón, que es el laboratorio mundial de la robótica domestica (igual que China es de la industrial),  nos muestra en cada vez menos lapsus de tiempo que la clave de la adopción masiva de robots en los hogares no esta en las tareas que realizan, sino en la empatía emocional con sus dueños, o sea que NO compraremos robots por comodidad sino por la compañía que nos hacen

Esta semana Groove X, una start up de robótica fundada por uno de los desarrolladores de Pepper, presentaba un pequeño robot llamado Lovot (de love y robot) que se dirige a ese mercado NO cubierto de las emociones en soledad en las nuevas vidas metropolitanas

Lovot es una de las muestras más inquietantes del estado del arte de esta tecnología que incluye cámaras termográficas que detectan el movimiento de una persona para localizarla y caminar hacia ella, así como algoritmos de reconocimiento facial y gestual que predicen el estado de animo de esa persona

Lovot además reacciona de manera muy humana de modo que si se le trata bien te hará caso y si le tratas mal simplemente te evitará, un comportamiento semejante al de nuestras relaciones humanas

El envejecimiento de la población (que cada poco tiempo arroja noticias preocupantes) junto a la soledad, son la clave de los neohogares de este primer tercio del siglo, de modo que cualquier análisis de las futuras necesidades tecnológicas de los individuos no necesariamente va a pasar por hacer más cosas y mejor, sino en paliar estas enfermedades de la modernidad  

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