Leyendo esta experiencia de una profesora de la escuela de Comunicación de la Universidad del sur de California (USC) me pregunto si en las nueva forma de consumo de las noticias hay margen para la vuelta de los fanzines (zines)
La historia es simple: una práctica de una clase de periodismo en Los Angeles que cristaliza en la creación de un fanzine orientado 100% a la cultura urbana en Los Angeles (una megaciudad de 18 millones de habitantes, lo que equivale a casi dos países como Portugal!) generando sinergias con plataformas ciudadanas consolidadas como L.A Taco
A partir de ahí hay toda una reflexión sobre cual es el papel del nuevo periodismo en una (larga) etapa donde las redes sociales han sustituido a viejos y nuevos medios de información y donde el papel se ve como una reliquia del pasado, cuando no una forma más de impacto al medio ambiente (y eso teniendo en cuenta que toda la celulosa no se saca de los arboles)
Los fanzines siempre tuvieron la ventaja de ser publicaciones dirigidas a públicos nicho y con métodos de distribución menos rígidos que los antiguos periódicos de papel. Es verdad, que muchas de estas comunidades se pasaron a Facebook años atrás y en realidad sus páginas son como fanzines digitales
Pero, al igual que produce sorpresa y aprecio que te envíen ahora una tarjeta de Navidad (Holiday Card), la vuelta discreta y limitada de los fanzines puede encontrar un público que o bien se crio solo con pantallas o bien abandonó el papel simplemente por la dificultad de encontrar un quiosco cercano y abierto!
Cuando los países del sur de Europa discuten como crear comunidades estables que NO abandonen los pueblos y ciudades medianas (en España se use el meme España vaciada), me pregunto si los fanzines no serian un factor que midiera el grado de vitalidad no subvencionada de estas comunidades
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