Siempre me ha fascinado la determinación japonesa por convertirse en una sociedad robotizada, y no solo por el avejentamiento de su población, la mas alta del mundo, sino como una respuesta a ese bucle de soledades en que se mueven las sociedades- aparentemente- más avanzadas
Concretamente el nicho de los robots afectivos o LOVOTS (love+robots) como el de Groove X, una start up nipona que desde las navidades del 2018 vende un LOVOT que se ha convertido en un pequeño pero emergente fenómeno sociológico con eventos de fans incluidos
Con el objetivo simple pero intelectualmente demoledor de crear robots que hagan a la gente feliz, Groove X vende, su Lovot por unos 2300 dolares (2080 euros) , una cantidad alta para un juguete pero barata si el resultado es que la gente se sienta menos emocionalmente desatendida
Es también fascinante como Groove X entiende que su Lovot se puede convertir en un ecosistema de venta de objetos y eventos asociados a la posesión del pequeño robot como ropa para el robot y para su dueño humano o bandoleras porta-robots (similares a la que se usan para bebes) para llevar físicamente encima el objeto de tu amor...
Leyendo las palabras del CEO de Groove X que parte de la premisa de que existen serias dudas de que la tecnología nos haya hecho más felices, entiendo la propuesta de LOVOT como un producto con una demanda quizá oculta pero latente
Japón y su cultura nos puede parecer chocante y distante aquí en el sur de Europa pero...esta etapa de Internet esta acelerando la globalización de tendencias y además el péndulo cultural e Industrial hace tiempo que está ya en Asia, por lo que NO veo ningún disparate en que en algún momento empecemos a ver personas en las calles llevando sus LOVOTS como los que vemos con sus cerdos vietnamitas
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