Los data centers van camino de convertirse en las nuevas catedrales y/o factorías de esta primera mitad del siglo XXI. En efecto, se presentan como símbolos de una fuerza capaz de transformar el mundo tal como lo conocemos y aglutinan y generan un empleo que no existía, todo esto en teoría, siempre en teoría
La realidad, como siempre, es mucho más compleja y no se adapta a eslóganes entusiastas ni a estrategias a corto. Hace un par de meses me llamó la atención una noticia relativa al rechazo del Ayuntamiento de la ciudad de Lleida (en el norte de España) para permitir la ubicación de un data center, por su escaso impacto en el empleo y la cantidad de recursos que necesitan como agua y energía
En efecto, este rechazo de este no tan pequeño municipio (138.000 habitantes) catalán parecía a contracorriente de la nueva visión de levantar data centers allí donde te dejen e imaginar un positivo trasvase de empleos desde el sector servicios a estas nuevas factorías que procesan pero no fabrican
En la misma línea de abierto escepticismo el WSJ (más pro-business no se puede ser) publicaba hace unos días un articulo que señala a los data centers como bluf de cara a la creación de nuevos empleos, al menos en los US
En esencia, los data center emplean muchas personas en su construcción pero luego pero luego muchas menos en su mantenimiento, que incluyen analistas de datos, ingenieros, electricistas, fontaneros y guardias de seguridad
Como ejemplo, un nuevo centro de datos actualmente en construcción en Texas de 92.000 metros cuadrados lo están construyendo 1000 personas pero luego empleara a unas 100. Un numero que palidece si lo comparamos con el empleo que generaria una fabrica o un centro logístico de igual envergadura
A partir de aquí vienen las matizaciones: los data centers no son una sustitución del empleo local, sino una suma aditiva a lo que ya hay, por lo que cualquier lectura sobre transvase sectorial de empleos es por el momento apresurada o errónea
Segundo, cualquier instalación industrial genera sinergias siempre que encuentre unos sectores físicamente próximos con los que crear más valor, pero sino es así es poco más que un faro en una costa (da empleo al farero)
Para no caer en el pesimismo ni en el entusiasmo prematuro, conviene recordar que todas las revoluciones industriales previas se han construido sobre lo que ya existía, integrándolo o transformándolo (las regiones del norte de Inglaterra son un claro ejemplo), en cualquier caso es un proceso complejo (muchos factores) donde la eficiencia es solo parte de la ecuación
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