Wednesday, May 12, 2021

Comidas efímeras, dark kitchens e influencers: el modelo pop-up llega a los restaurantes

Hay algo que por más que lo repitamos es difícil de comprender del todo: Internet introdujo para siempre una mayor velocidad a todos los procesos y multiplicó la cantidad de información disponible exponencialmente (= tasa de crecimiento directamente proporcional a su función)

Aunque probablemente esto se parezca más a una lección de aquella primera Internet de webs y PC´s de escritorio, su largo impacto se deja sentir una y otra vez, de modo que la sensación que tenemos es que no podemos estar seguros de lo que sabemos acerca de casi cualquier cosa 

Un ejemplo, Gay Burger, una marca de hamburguesas en los US que apareció en febrero en Twitter y se hizo viral con eslóganes como "Love me daddy" (ámame papa con el toque de ambigüedad) sin tener una solo restaurante propio

Gay Burger lejos de ser una pensada estrategia de marketing digital en realidad nació como una broma fruto de un brain storming de dos personajes bien representativos de la cultura tecnológica californiana: un You Tuber y un emprendedor de esos que viven en una casa como la que parodiaba la (a veces) graciosa serie Silicon Valley 

Aunque Gay Burguer hoy ya no existe como marca (¿?), lo interesante (no se si importante) es la lectura virtuosa de todo lo que representa: 

cualquier idea viral, tenga respaldo o no de un producto o de una fabrica puede convertirse en un producto exitoso durante un tiempo

el fenómeno de las dark kitchens ha facilitado que cualquier con una idea que la gente repite (retweet) puede contar (casi) instantemente con una cadena de producción de cocinas que trabajan para ellos, algo que las cadenas de comida rápida tardaron años en lograr,

Se abre así un nuevo nicho para que el maduro mercado de los influencers que ya empiezan a tener difícil ingresar dinero de la publicidad o del merchandising más convencional

Con todo, lo culturalmente más impactante es que aunque estas marcas duren semanas o meses, a nadie le importa o al menos a sus clientes, lo que refuerza esa cultura de lo efímero con la que inicialmente triunfo Snapchat  

 

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