Las proliferación de pantallas en los coches se ha convertido en una característica de modelos actuales, a pesar de que los fabricantes empezaron a introducirlas tímidamente desde los años 80´s
Sin que importe demasiado el origen de las pantallas en los coches, lo cierto es que para el (nuevo) comprador si hay pantalla hay conexión (una asociación curiosa!), lo que genera un problema- dilema: ¿quien paga esta conexión?
Los coches pueden ser smart pero la factura de la conexión la tiene que pagar el fabricante o el comprador del coche, y ninguno de los dos se muestra especialmente entusiasta a la hora de hacerlo
Hasta hora lo que ha ocurrido es que esta patata caliente de clientes que no renuevan la suscripción a los servicios conectados en su coche se ha compensado alargando los periodos gratuitos o en otras palabras pagando el fabricante
Pero ahora los fabricantes de coches que están afrontando una transformación de la que no se sabe quien saldrá vivo, están buscando fórmulas alternativas para no seguir pagando por las conexiones de los coches que venden
Una formula, simple pero muchas veces efectiva, es introduciendo publicidad en las pantallas del coche, teniendo en cuenta que es un público muy cautivo (no es fácil escaparse de un anuncio cuando conduces ¿verdad?) ...Pero los fabricantes temen que este bombardeo directo al conductor dañe su imagen de marca (brand equity), su activo más valioso en esta transición tecnológica
La otra opción que manejan es introducir de manera acelerada los pagos en el coche, o sea convertir el coche en una tarjeta de crédito (al fin y al cabo es un soporte), servicio que deja más dinero a los fabricantes que la publicidad- El problema es que hasta ahora la experiencia tiene ese nivel de fricción que ahuyenta a más de un conductor, ya que hay que bajarse la app y personalizar (con tus datos) el sistema de pago que además solo funciona en algunos compras
Como esta última parece ser la opción favorita de los fabricantes de coches, después del dia despues de la pandemia empezaremos a ver esta nueva normalidad de pagar sin bajarse del coche ni sacar la resiliente tarjeta de crédito, muchas veces dada por muerta pero ahí sigue...
La digitalización convirtió todo método de pago en una cadena de ceros y unos que con conexión podian ser enviados a cualquier parte, lo que en teoría fragmentó los medios de pago y los coches como parte de ese universo del todo conectado pugnan por ser parte de ese mercado, ante la incertidumbre de cual serán los nuevos márgenes que dejen los eléctricos (EV)
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