Disney es una de mis empresas fetiche, la proveedora de los personajes de mi infancia cuyo valor no ha disminuido con el tiempo (desde el pato Donald a Pluto). Precisamente la habilidad de Disney ha consistido en preservar la esencia cambiando formatos y personajes (algo que por supuesto NO es nada sencillo de hacer sino véase el caso de Hallmark)
Pero el reciente anuncio del nuevo CEO de Disney, Bob Chapek, de que su división deportiva, la cadena ESPN, va a expandirse en el mercado de las apuestas parece un punto y aparte o una ruptura con la línea establecida por los hermanos Disney (Walt y Roy) de valores familiares (y una ética de hacer lo correcto) desde su fundación en 1923
Las restricciones y el miedo derivados de la pandemia del COVID (2020-2021-20??) lógicamente impactaron en los ingresos de un conglomerado como Disney que aunque con negocios muy diversificados tiene su punto fuerte en los parques de atracciones (theme parks)
A esto se suma el bien conocido efecto de la caida de ingresos por el cordcutting en los US (la gente deja de pagar el cable o TV de pago) y en general el lento pero evidente declive de la TV lineal donde Disney además de una cadena propia (la ABC) tiene importantes acuerdos con las cadena costa a costa (el equivalente a las nacionales en Europa)
Aunque la marca ESPN aparentemente no va a aparecer directamente involucrada en las apuestas deportivas sino que se trata de acuerdos con empresas del sector, algunos de ellos ya en marcha, lo cierto es que apuestas y Disney parece un oxímoron que puede terminar contagiando su (hasta ahora) impoluta imagen de marca
El análisis de Chapek es impecable desde el punto de vista del negocio; atraer a esa audiencia más joven que ha dejado de pagar el cable pero no entran a casinos online o mucho menos frecuentan corredores de apuestas, pero,.....las apuestas son una adicción social y en muchos paises (incluido los US) generan un fuerte rechazo
No es nada sencillo ni común mantenerse en el Fortune500 y no cabe duda que NO todo se debe a los nuevos productos sino a los valores que rechaza y defiende (ambos), por eso las compañías longevas y grandes son tambien aquellas que saben rechazar la parte perniciosa del sign of times
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