La alteración del orden de reproducción de las canciones de un álbum es una funcionalidad que existe desde los mismos inicios de la industria discográfica (de los discos de pizarra a los CD) y es desde luego una potestad del consumidor
Con la llegada de Internet, saltar el orden establecido por el artista de las canciones se convirtió en hábito de consumo (desde iTunes a You Tube) básicamente por que era mucho más sencillo y rápido que en la anterior etapa de los soportes fisicos
Pero esta forma de consumo no es del agrado de todos los artistas por que todos los albums no tienen la misma intencionalidad. Esto quiere decir que hay albums que son meras sumas ensambladas de canciones y ahí si da igual el orden de la reproducción, pero otros esta hechos como si fueran capítulos de un libro que hacen avanzar el relato
Este último es el caso del más reciente álbum de la británica Adele que solicitó a Spotify via Twitter que reprodujeran su album 30 en el orden que ella estableció ya que hay una intencionalidad. Como os podeis imaginar Spotify reaccionó en horas ya que Adele es ahora mismo uno de sus principales activos (+60 millones de streams el dia de su debut)
A partir de ahora Spotify, para los suscriptores de pago, por defecto al reproducir cualquier album este seguirá el orden de las canciones que el artista estableció, aunque el usuario podra optar por seguir escuchando las canciones en el orden que desee
Este pequeño cambio es muy significativo primero por quien lo hace (Spotify es la plataforma lider de este mercado), segundo por que supone reconocer el papel protagonista de los artistas en la comercialización de su obra y tercero ( y no menos importante) por la constatación de que las composiciones musicales son relatos (a veces extensos) que nos cuentan algo o nos llevan de la mano hacia una experiencia diseñada por el artista (quizá el ejemplo más rotundo sea el Sgt Pepper de los Beatles)
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