El futuro de las TV publicas en Europa es uno de esos temas que apenas interesan salvo en algunas universidades y en los círculos politicos, estos últimos siempre atentos a no perder ninguna cuota de poder
Pero lo cierto es que más de 25 años después de la popularización de Internet y con un 65% de la población conectada a Internet de alguna forma, los canales publicos de TV no cumplen la misma misión que 70 años atrás cuando el audiovisual en los hogares era la gran novedad del ocio y la información y el acceso de millones de personas a eventos en directo
El debate sobre que hacer con estos medios publicos se ha ido dilatanto por razones obvias: los propios canales NO quieren ser privatizados, ni vendidos, y los politicos que le asignan presupuestos temen que al dejar de ser publicos ya no los puedan controlar (para bien y para mal)
No tengo mucha fe en que se inicie un debate sosegado y racional sobre la TV publcia en esta era de los Netflix, Disney+, Instagram, Tik Tok y You Tube, a pesar de que el propio público al que sirven en gran medida les ha dado la espalda, ya que lo que muchos quieren ver se encuentra en estas plataformas
UK, que fue el país pionero en crear un modelo de TV publica, ha retomado nuevamente la iniciativa con su intención de privatizar el Canal 4 asumiendo que las cosas NO pueden seguir igual y poniendo en duda si los medios públicos británicos con un presupuesto de producción de programas de apenas 1297 millones de libras (1732 m de dolares) pueden competir con los +13.000 millones de dolares que se va gastar Netflix este año en contenido original
Para algunos el verbo privatizar es para rasgarse las vestiduras etc etc, aunque de sobra sabemos que no es lo mismo que no haya medios públicos que no haya servicio publico. Un canal publico puede ser perfectamente hoy en dia una app dentro de Netflix, de la misma manera cualquier plataforma de streaming puede hacerse cargo de producir contenidos de servicio publico ( o sea que no son rentables pero son necesarios) a un coste probablemente menor que las propias TV públicas
Dilatar el debate sobre que hacer con esta herencia de la posguerra del siglo XX es desde luego posible pero el peligro real es que el público que les paga (a veces sin saberlo) les ignore del todo y alguno en alguna parte empiece a echar cuentas (Netflix en UK cuesta al año a partir de 72 libras y la licencia anual por la BBC 159)
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