No cabe duda que los grandes editores de noticias entraron en una segunda etapa pos-Internet cuando pusieron (casi todos) sistemas de pago por acceso (paywalls) para sus artículos
Hoy en día casi nadie discute ya, al menos dentro del sector, la conveniencia de que los lectores paguen por leer sus noticias ante la evidencia de que un sector tan socialmente importante no puede depender solamente de una publicidad que empresas como Google, Meta o Amazon supieron captar más y mejor que los propios medios establecidos
A modo de ejemplo, solamente los ingresos por publicidad de Amazon en el 2022 superaron los 37 mil millones US$, mientras que los ingresos mundiales de toda la prensa (periódicos y revistas) fueron de de poco más de 47.000 millones (billions)
La solución por tanto aparentemente parece fácil para los editores de noticias: más suscriptores y menos lectores ocasionales haciendo scrolling en la pantalla de su móvil o lectores de titulares. Pero, a partir de ahí el gran problema, común a todos los modelos de suscripción , es que el abonado no se vaya al final del periodo inicial de suscripción que en muchos casos suele tener un precio rebajado como gancho de la oferta
A esto se une un factor conocido en la industria de las noticias: cuando ocurren grandes o inesperados acontecimientos la gente lee más noticias y viceversa. De modo que ahora podemos comprender que después del huracán informativo de la etapa Trump o esta última de la pandemia Covid, el intereses de muchos lectores por las noticias y por pagar regularmente por ellas ha decaído
¿Qué están haciendo los periódicos para contrarrestar estas tendencia? pues aplicar el conocido principio de agregar más contenido a su oferta creando paquetes de suscripción, o sea ir en sentido contrario a lo que hasta ahora había supuesto Internet para los medios convencionales la desagregación o unbundle
El por el momento último en unirse a esta táctica ha sido el Washington Post (propiedad de Jezz Bezos desde el 2013), que ahora ofrece en un paquete la suscripción al periódico junto a Headspace la popular app de bienestar (wellness) por 70 dólares el primer año, lo que supone un 60% de descuento sobre el precio habitual de ambas
El Washington Post desde el cambio de propiedad llegó a alcanzar 3 millones de suscriptores pero la cifra no aumenta desde hace 2 años, por lo que Headspace se ve como una rampa de acceso para la suscripción, sabiendo que los datos demuestran que alguien que pasa por el proceso de suscripción y vuelve regularmente a leer distintas secciones en distintos dispositivos es el tipo de lector que tiene más posibilidades de renovar la suscripción
Es posible incluso que muchas personas se suscriban al WP para conseguir Headspace más barato (en los US cuesta unos 13 dólares al mes), lo que en principio no parece una buen argumento de cara a la imagen del periódico, pero si algo han aprendido los editores de prensa, especialmente desde la etapa iPhone del acceso a Internet, es que (casi) cualquier táctica es buena si repercute en ingresos menos aleatorios (como la publicidad)
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