Soy poco dado a creer en soluciones integrales, únicas, instantáneas o incluso mediadas por la tecnología que solucionen problemas complejos
la economía colaborativa (o del acceso o de intercambio) es una de estas formulaciones que responden a la cultura de descentralización de Internet cuyos intentos de traducirlo en algo concreto en el mercado dio lugar al nacimiento de Airbnb, Uber y una long tail segmentada de ofertas que incluye hasta el alojamiento para mascotas
la formulación sigue siendo poderosa: todos aquello que no utilizas (mucho) puede entrar ahora en el mercado gracias al abaratamiento (y desarrollo) de la tecnología, sobre todo los smartphones. A partir de aquí surge la oportunidad de mediar en esta transacción y es donde surgen las plataformas
El problema (re)surge cuando la plataforma de mediación se convierte en una fuerza centralizadora que vacía de sentido la propuesta inicial (descentralizadora) de conectar usuarios entre si
Esta paradoja esta ocurriendo ahora sobre todo con Airbnb ya que en muchas ciudades ya concentra más oferta de viviendas (en alquiler) que las agencias (online) de alquiler ya que los dueños de muchas de estas viviendas prefieren ofrecérselas a Airbnb antes que ellos mismos
Estamos asistiendo a un efecto no previsto (por muchos) de que el éxito de la economía colaborativa iba a generar una inflación de costes en bienes socialmente (muy) sensibles como el acceso a la vivienda
No se puede echar la culpa a Airbnb de que los dueños de algunas viviendas opten por ganar hasta 3 veces lo que sacarían con un alquier ordinarviio, ni de que esto se convertiría en un problema para los vecinos de esas viviendas por el tráfico de inquilinos
Ni tampoco que cualquier mercado que deje mucho margen de beneficio termine atomizandose en pocas manos con gran poder de inversión, concentrando la oferta y en general incremento los precios
Este emergente boom ha terminado generando 3 poderosos enemigos (que NO competidores) a Airbnb: por un lado los ayuntamientos (casi) siempre dispuestos a imponer sanciones, por otro las asociaciones de vecinos (muy activas en participación local) y por su supuesto, los hoteles que siempre vieron a Airbnb como un intruso (molesto) en el sector
La economía colaborativa sin pretenderlo se convirtió hace un decenio en uno de los indicadores de la llamada nueva crisis urbana con factores que no solo tienen que ver con la gentrificación, sino también con la lowcostización del transporte y esa renovada cultura social hacia todo lo fun y las experiencias ....
Ni tampoco que cualquier mercado que deje mucho margen de beneficio termine atomizandose en pocas manos con gran poder de inversión, concentrando la oferta y en general incremento los precios
Este emergente boom ha terminado generando 3 poderosos enemigos (que NO competidores) a Airbnb: por un lado los ayuntamientos (casi) siempre dispuestos a imponer sanciones, por otro las asociaciones de vecinos (muy activas en participación local) y por su supuesto, los hoteles que siempre vieron a Airbnb como un intruso (molesto) en el sector
La economía colaborativa sin pretenderlo se convirtió hace un decenio en uno de los indicadores de la llamada nueva crisis urbana con factores que no solo tienen que ver con la gentrificación, sino también con la lowcostización del transporte y esa renovada cultura social hacia todo lo fun y las experiencias ....
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