De entre las muchas cosas que NO me gustan nada del Brexit, una es sin duda que vamos a perder (en el resto de Europa) esos valores británicos (históricos además) de sentido común y determinación que tienen a la hora de limitar libertades personales
Un ejemplo, los conductores británicos llevan 20 años escapando de las multas por usar el móvil mientras conducen, con el argumento de que están grabando video o haciendo fotos pero no están comunicando con el dispositivo
Este aparente disparate se basa en que la última ley que regulaba el uso de aparatos electrónicos en la conducción data de 1988, cuando los móviles eran un nicho para servicios de seguridad, ejecutivos empresariales y políticos
Ahora y gracias a la apelación ganada por un ciudadano que fue mualtado a principios de este año en las afueras de Londres por usar el móvil mientras grababa un accidente, la Justicia britanica ha taponado con una nueva legislación este vacio legal que ha tenido además consecuencias que van más allá de la seguridad en el tráfico
La costumbre social de grabar los accidentes de coche convirtiéndolos en espectáculo viral, más que prevenir a la gente corriente frente a los delincuentes viales, lo que ha generado es un morbo que destroza a las familias de estas personas accidentadas y en muchos casos fallecidas
Como reconoce el propio ministro de transportes británico, el derecho a la seguridad prevalece sobre la necesidad de comunicar incluso cuando se conduce, a lo que yo añadiría el derecho a no difundir accidentes como parte del derecho a la privacidad de las victimas
Finalmente nos dirigimos a legislación de cero tolerancia frente al uso de cualquier dispositivo que disminuya la atención de una persona que conduce una maquina a 27 metros por segundo
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