Los algoritmos no sienten , pero no me importa: bots conversacionales y sentimientos proyectados

Cuando apareció todo aquel asunto de Blake Lemoine, el ingeniero de Google que creía que su programa de IA tenia sentimientos propios, no le presté demasiada atención por que me pareció otra de esas noticias (productos fabricados) que simplemente quería aumentar los índices de atención 

Sigo pensando lo mismo, sinceramente hay que ser un profundo desconocedor o al contrario estar muy involucrado en el desarrollo de un sistema de este tipo- caso del citado Lemoine- para afirmar que un conjunto de instrucciones de software puede ser receptivo y reactivo a los sentimientos 

Pero, hay una tercera via de pensamiento que consiste en ....vale es un algoritmo pero yo me creo que tiene algún tipo de sentimiento y me funciona, así que ¿a quien le importa?

Asi lo expresa la CEO de Replika una start up que crea chatbots personalizados que mantienen conversaciones progresivamente más próximas al perfil de su interlocutor de modo que del millón de usurarios que tienen, un puñado (siempre una minoría claro) no se si piensa pero si manifiesta que su chatbot demuestra sentimientos 

Lo cierto es que tras un rato charlando con el chatbot que cree en Replika éste te va pidiendo datos de que a que te dedicas, que estas haciendo, que edad etc etc de modo que es relativamente fácil asociar estos datos con conversaciones que encajen o que no parezcan disparatadas o absurdas (como el teatro de Ionesco)

En este interminable debate sobre la capacidad de sentir de una máquina la vertiente pragmática es posiblemente la que al final prevalezca ya que el mercado de los bots conversacionales generó el año pasado 6.000 millones de dolares y eso es mucho dinero como para eternizarse en debates pseudofilosóficos sobre la capacidad de sentir de los algoritmos 

Los desarrollos de IA en robots de charla (chatbots) estan aumentado simplemente por que cada vez es más barato crearlos y a muchos negocios les resulta más barato que aspectos esenciales como la atención al cliente se deriven a un bot que a una persona al otro lado del teclado 

De ahí que a algún usuario le parezca que su bot le entiende mejor que sus amigos o familiares va un paso pero comprensible, ya que estos programas son espejos y por tanto es sencillo y tentador proyectar los propios sentimientos sobre ellos